Día de la Aviación: ¿Quiénes son Alejandro Velasco, Alfredo Rodríguez y Carlos Martínez?

Los aeropuertos de las hermosas ciudades de Cusco, Arequipa y Trujillo llevan los nombres de Alejandro Velasco Astete, Alfredo Rodríguez Ballón y Carlos Martínez de Pinillos, respectivamente. Muchos se preguntarán quiénes fueron estas personas y qué hicieron para que sus nombres estén asociados perennemente a los terminales aéreos de esos tres importantes destinos turísticos del Perú.

Al conmemorarse el Día de la Aviación Nacional, conozcamos quiénes fueron Alejandro Velasco Astete, Alfredo Rodríguez Ballón y Carlos Martínez de Pinillos, tres ilustres pilotos, quienes al igual que Jorge Chávez Dartnell, son reconocidos como pioneros de la aviación civil peruana.

Alejandro Velasco Astete

Nacido en Cusco, el 23 de setiembre de 1897, Alejandro Velasco Astete fue el primer piloto peruano en volar desde Lima hasta la ciudad de Cusco. Inicialmente estudió para ser ingeniero civil, primero en la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco y luego en la entonces Escuela de Ingenieros, actual Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) en Lima.

Maravillado con los aviones, se propuso ser piloto y recibió su instrucción como tal en el Centro de Aviación Militar de Maranga, en Lima, obteniendo su licencia el 12 de noviembre de 1922. Junto con dicha acreditación recibió también el grado de subteniente de reserva.

Gracias a su excelente desempeño y creciente experiencia, Alejandro Velasco Astete fue nombrado piloto instructor de la Escuela Central de Aviación «Jorge Chávez», en el aeródromo de Las Palmas.

El 29 de agosto de 1925, Velasco Astete despegó del aeródromo de Las Palmas con destino a la Ciudad Imperial, pilotando un avión biplano de caza Ansaldo con motor de 220 caballos de fuerza, bautizado con el nombre de «Cusco», su tierra natal. Para tener la seguridad de realizar un recorrido sin problemas de energía, teniendo en cuenta que debía cubrir una distancia de más de 1,000 kilómetros y volar a una altura de 16,000 pies o 4,877 metros, la aeronave fue reforzada con tanques adicionales de combustible.

Debido al mal tiempo, el osado piloto cusqueño tuvo que aterrizar por precaución en el terminal aéreo de la ciudad de Pisco, en el departamento de Ica. El 31 de agosto, Velasco Astete despegó desde Pisco rumbo a Cusco, destino al que llegó luego de 6 horas y 20 minutos de vuelo, aterrizando en el campo llamado «La Pólvora». En la capital arqueológica de América le rindieron homenajes por la llegada de su hijo ilustre y Velasco pronunció palabras de agradecimiento en quechua.

Invitado a visitar Puno, Velasco partió de Cusco el 28 de setiembre de 1925, poco después de las 8:00 de la mañana, pilotando su aeronave rumbo a la ciudad altiplánica. Llegó a Puno a las 10:20 horas y sobrevoló la “Capital del folclor peruano” por 10 minutos, y cuando buscó dónde aterrizar encontró el improvisado campo de aterrizaje conocido como «La Chacarilla» colmado de gente que llegó para recibir al connotado aviador.

Tras no poder aterrizar en un primer intento, Velasco Astete se dispuso por segunda vez a pisar tierra, pero lo accidentado del terreno dificultó la maniobra y obligó al piloto a volver a alzar vuelo. Lamentablemente, una de las alas de la aeronave chocó contra un muro de tierra, lo que provocó que el piloto perdiera el control y se estrelle contra una pared de casi un metro de espesor. Este accidente provocó la muerte instantánea del célebre aviador cusqueño cuyos restos fueron trasladados y enterrados en la Ciudad Imperial.

Además del aeropuerto internacional de Cusco que lleva su ilustre nombre y donde se exhibe su uniforme de piloto, existen actualmente las avenidas Velasco Astete en las ciudades de Cusco y Lima.

Alfredo Rodríguez Ballón

El más egregio piloto arequipeño e impulsor de la aviación civil en el Perú, nació el distrito de Miraflores de la Ciudad Blanca, el 25 de octubre de 1906. Sus padres fueron Juan Mariano Rodríguez Bernal y María Ballón García, quienes tuvieron siete hijos.

Alfredo Rodríguez Ballón cursó estudios en el Colegio Independencia Americana, en Arequipa, donde destacó por su personalidad altruista y madurez. Al cumplir la mayoría de edad y en su afán de explorar el mundo, emprendió viaje hacia Estados Unidos en 1925. Lleno de entusiasmo estudia aeronáutica en The School of Aeronautics of America, ubicado en California, donde egresa como mecánico de aeronaves, y desde 1929 comenzó a trabajar para la Pan American & Grace Airways, conocida como “Panagra”.

Con la consolidación de las rutas aéreas por Sudamérica, Alfredo Rodríguez Ballón fue destacado a Arica (Chile) y luego a Mendoza (Argentina) como representante de Panagra. Su gusto por la aviación lo llevó a licenciarse de piloto civil en el club aéreo argentino «Los Tamarindos» donde se graduó con honores.

Además de la representación de la compañía estadounidense, Rodríguez Ballón comenzó a ejercer de piloto de correspondencias en la ruta Buenos Aires-Santiago que ofrecía Panagra, motivo por el que participó activamente en la búsqueda del trimotor “San José” un avión perdido en los andes chilenos en 1932.

Ese mismo año, Alfredo Rodríguez Ballón realizó con éxito su famosa travesía aérea Mendoza-Lima en un avión “Spartan” de su propiedad, lo que significó un notable reconocimiento y fama en Argentina, Chile y Perú. Al sobrevolar territorio peruano, Rodríguez Ballón aterrizó en la ciudad de Arequipa, su tierra natal, donde manifestó sus deseos de fundar la Escuela Civil de Aviación del Perú, dado que su anhelo era promover e impulsar la aviación civil peruana.

Al llegar a la ciudad de Lima, Alfredo Rodríguez Ballón fue recibido en Palacio de Gobierno por el entonces presidente del Perú, Luis Sánchez Cerro, a quien le expresó su intención de participar en el conflicto bélico fronterizo con Colombia que se venía desarrollando en territorio norperuano. A su pedido, Rodríguez Ballón fue puesto a órdenes del Cuerpo de Aviación del Perú (CAP) en la Base Aérea de Ancón, y luego de una rápida y eficaz preparación militar obtuvo el rango de Subalférez.

Cuando se trasladaba al epicentro del conflicto bélico pilotando un hidroavión, Alfredo Rodríguez Ballón tuvo un lamentable percance mecánico y su avión se precipitó al río Nieva, afluente del gran río Marañón, en el departamento de Amazonas y limítrofe con Loreto. El accidente resultó fatal y cobró la vida de Alfredo Rodríguez Ballón cuando tenía apenas 25 años de edad. Enterados de esta tragedia que enlutó la aviación peruana, le confirieron póstumamente el grado de alférez por haber fallecido en cumplimiento de su deber con el país que siempre amó y defendió promoviendo la aviación civil. Y en reconocimiento a su legado, se bautizó con su nombre al aeropuerto de Arequipa.

Carlos Martínez de Pinillos

Otro insigne exponente de la aviación civil peruana es Carlos Martínez de Pinillos Coello, nacido en la ciudad de Trujillo el 4 de enero de 1895. Fue hijo de Manuel Joaquín Martínez de Pinillos Arrieta y Jesús Coello Orellana.

De joven se trasladó a Lima donde estudió mecánica y electricidad en la Escuela de Artes y Oficios, y luego de graduarse retorna a Trujillo. Allí fundó, en 1919, el Liberty Garage Co., que se convirtió en el mejor taller de la ciudad.

El 21 de setiembre de 1920 pasó por Trujillo el aviador peruano Herbert Tweddle, quien realizaba la primera gira por el norte del Perú pilotando su aeronave Curtiss Standard, y contrató a Carlos Martínez de Pinillos para encargarle su mantenimiento mecánico. Contento con el trabajo especializado, Tweddle pidió a Martínez de Pinillos que le acompañara el resto del viaje.

Esta experiencia significó el inicio de la carrera de aviador de Carlos Martínez de Pinillos y tras la misma emprendió viaje a Lima para estudiar en la Escuela de Aviación Civil de Bellavista. El 24 de agosto de 1924, Carlos Martínez de Pinillos efectuó su primer vuelo en solitario y recibió su licencia de piloto aviador el 1 de octubre del mismo año.

Durante algunos años realizó vuelos comerciales con la compañía que fundó llamada Martínez de Pinillos Aéreo Co. viajando a lo largo de todo el país, transportando pasajeros y haciendo vuelos de demostración en ciudades donde nunca habían visto un avión.

En 1927 empezó el proyecto de un vuelo internacional, que después de varias rutas se decidió por dar la vuelta a Sudamérica, reuniendo un comité para reunir los fondos y viajando a Nueva York para la búsqueda del avión apropiado. El aparato escogido fue un Bellanca CH-300 Pacemaker, monoplano de ala alta equipado con un motor Wright J-5 de 220 HP que le permitía alcanzar una velocidad de crucero de 150 Km/h y una máxima de 185 km/h.

Martínez de Pinillos pidió que reforzaran el tren de aterrizaje para cargas pesadas e incluyó frenos en las ruedas y equipo completo de luces para vuelo nocturno. El avión fue bautizado con el nombre «Perú» y su fuselaje estaba pintado de color verde oscuro y las alas amarillo anaranjado.

Como navegante escogió al teniente primero de la Marina, Carlos Zegarra Lanfranco. Tras superar un gran número de dificultades, todo estuvo listo para iniciar el vuelo en la mañana del 11 de diciembre de 1928 rumbo a su travesía por Sudamérica.

El recibimiento de los aviadores al final del viaje fue grandioso, siendo llevados en hombros por la multitud y colmados de condecoraciones, premios y felicitaciones. El fuselaje del avión tenía pintados, como recuerdo, los escudos de todos los países visitados durante el viaje.

Después del viaje triunfal, Martínez de Pinillos realizó un vuelo de prueba en el «Perú» el 4 de octubre de 1929 con la idea de alcanzar otros continentes, permaneciendo en el aire 24 horas seguidas. Luego continuó prestando servicio a la aviación militar, realizando vuelos de transporte (algunas veces en el «Perú» y en algunas en otros aviones) y participó en el conflicto con Colombia de 1932. Posteriormente estuvo a cargo de la Base Aérea de San Ramón y sirvió una época como piloto de pruebas en los talleres de Las Palmas.

Tras pedir su pase a disponibilidad, Carlos Martínez de Pinillos se integró a la Compañía de Aviación Faucett el 15 de octubre de 1933, donde voló al mando de los famosos “Stinson”, aviones fabricados en el Perú, durante muchos años, siendo el primer aviador peruano en cumplir las 10,000 horas de vuelo el 8 de abril de 1940.

Víctima de un proceso posoperatorio, Carlos Martínez de Pinillos falleció en Lima, el 23 de junio de 1947, cuando le faltaba poco para cumplir las 20,000 horas de vuelo. El aeropuerto de Trujillo lleva el nombre de este notable aviador para perennizar el reconocimiento a su sobresaliente vida y legado.

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