Gracias a una iniciativa público-privada, miles de taricayas vuelven a poblar su hábitat en los ríos amazónicos de la región Loreto. La iniciativa involucra a la población y genera oportunidades económicas y turísticas. Ver galería fotográfica aquí
Si hay milagros de vida, ocurren en la Amazonía peruana con la conservación de sus tortugas de agua dulce, o taricayas.
Esta labor de filigrana –en la que han participado diversos actores liderados por el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp)– permite mirar con optimismo el repoblamiento de esta especie. Se inició en el 2019, y a ella se han sumado autoridades locales y otros aliados claves del sector privado, como el grupo Aje.
En la actualidad, no existe el riesgo de extinción de esta especie. Es la sensación que tienen los protagonistas del Cuarto Festival de las Tortugas de Agua Dulce de la Amazonía Peruana, que se han reunido en la plaza Bolognesi, en la Municipalidad Provincial de Maynas, departamento de Loreto. Su cruzada tiene como fin repoblar con crías de taricaya (Podocnemis unifilis) ambientes naturales de tres distritos de esta provincia, para posicionar al departamento de Loreto como uno de los principales destinos ecoturísticos del Perú.
Educación ambiental
“Este repoblamiento de taricayas permite garantizar la conservación de la especie y diversificar la actividad turística de la zona. Además, busca sensibilizar en este proceso conservacionista a la población, especialmente a la comunidad educativa. Ello garantiza darle continuidad al proyecto en los próximos años, cada vez con más participantes y mayor compromiso”, explica Alberto Suárez.
El gerente global de Sostenibilidad del Grupo Aje está convencido de la necesidad de dar educación ambiental a la población iquiteña. “Tenemos que mantener la alianza con el Sernanp y otras instituciones gubernamentales relacionadas con la conservación, como Serfor, IIAP, Mincetur, Gerfor Loreto y la Dircetura, además de las municipalidades, con el fin de llevar vida a los ríos de la Amazonía”.
Esta ha sido la intención desde que en el 2019 se llevó a cabo el primer festival, con la presencia de distritos como Punchana, Belén, Iquitos; así como las comunidades de San José de Lupuna (del río Nanay), Puerto Alegría (río Itaya), el Porvenir (río Momón), además de la municipalidad distrital de Indiana.
En la nueva edición del festival, desarrollada el 3 y 4 de noviembre, fueron liberadas cerca de 4,000 crías de taricaya a su medio natural.
Hay ambiente de fiesta en Iquitos. Por la efervescencia que despierta el acontecimiento y la canción dedicada a la taricaya, que se pega de inmediato en los oídos como para que nadie se olvide del fin que persigue.
Conservación y más
Sin duda, es un canto de libertad, especialmente en lugares donde la condición de supervivencia de la población hace que todo ser vivo sea potencialmente un alimento. “La taricaya siempre estuvo amenazada por esa costumbre arraigada de comer sus huevos y los ejemplares más adultos”, dice María Elena Lau, regidora de la municipalidad de Maynas y entusiasta impulsora de este proyecto que busca posicionar turísticamente a Iquitos a partir de esta actividad de conservación.
Los estudiantes y profesores loretanos también se han sumado a esta causa: participaron en un concurso de poesía y pintura, y su mensaje hace confiar ahora en que la extinción de la especie no se producirá.
“Antes había que ir hasta [la reserva Nacional de] Pacaya-Samiria para ver taricayas. Con este repoblamiento, podremos verlas también en nuestras cochas y convertirlas en un producto turístico y de identidad de Iquitos. El tema ha sido muy bien recibido por las empresas de turismo. Algunas ya nos piden que esta fiesta sea calendarizada por Promperú porque además de ser una experiencia inolvidable genera economía en las comunidades que trabajan en esta cadena de protección de la especie”, dice Lau.
¿Cómo funciona?
Para esta edición, el proyecto logró sembrar 150 nidadas en los distritos de Iquitos, Punchana y Belén. Esto equivale a 5,000 huevos, de los cuales el Grupo Aje asumió el pago total de los grupos locales de manejo de las comunidades de la Reserva Nacional Pacaya-Samiria, que trabajaron en las playas seminaturales.
De las 150 nidadas, 60 se llevaron a la playa seminatural ubicada en la plaza Bolognesi, 30 a la de Punchana y 30 a la de Belén, lo que sumó un total de 5,000 huevos.
Las 30 nidadas restantes se distribuyeron en nueve playas artificiales que fueron elaboradas por operadores turísticos para ser liberadas en las diferentes cuencas cercanas a las comunidades participantes del proyecto.
Trabajo concertado
“El repoblamiento de la taricaya tiene objetivos sociales, ambientales, económicos y culturales”, afirma Mariella Celi Lazo, subgerenta de Cultura, Turismo y Artesanía de la Municipalidad Provincial de Maynas y otra de las responsables del proyecto.
Su principal preocupación es que este continúe con las nuevas autoridades electas, ya que los objetivos del proyecto son claros y los resultados, alentadores. Refiere que en el aspecto social se logra generar una interrelación entre la comunidad urbana y rural, y se involucra a las comunidades locales como organizaciones sociales de base ambientales.
En el terreno ambiental se logra la recuperación de las reservas naturales (en fauna y ecosistemas), se generan ingresos económicos a los grupos locales de manejo de las áreas naturales protegidas y se activa la educación ambiental hacia la población local.
El aspecto económico se traduce en la dinamización de la economía en el sector turismo y servicios afines, con capital semilla, por medio de actividades de conservación a tres comunidades locales.
“Los beneficios del proyecto son además medibles”, dice Celi. Este trabajo, agrega, ha permitido poner en práctica una serie de expresiones sociales y artísticas, así como tradiciones, costumbres y regionalismos de la sociedad loretana.
Día de la liberación
Este día será inolvidable para Iquitos. Después de los homenajes, los bailes típicos y las palabras de reconocimiento de los representantes de las entidades públicas, del grupo Aje, y de las autoridades locales, todo quedó listo para la liberación en el lago Tipishca de San José de Lupuna, en el río Nanay.
Cerca de las 4 de la tarde, a bordo de las embarcaciones ‘Génesis’ y ‘Zorro’, el grupo encargado navegó por cerca de media hora hasta un recodo del lago Tipishca. Solo ese día, y en esta locación, se liberaron 1,000 taricayas. Empero, en las próximas horas, el trabajo continuará sin tanta parafernalia, silencioso, pero efectivo. Por lo pronto, Belén ya liberó 800 taricayas y se espera que ocurra lo mismo en Punchana. Cuando la historia se repita cientos de estos ejemplares tan frágiles y desorientados, iniciarán atropelladamente su descenso hacia el lago que será su morada y hábitat final.
Datos:
Las taricayas liberadas fueron reproducidas en playas seminaturales, ubicadas en las plazas Bolognesi, Miguel Grau y María de Fátima, Río Mar y otras nueve playas de las comunidades de los ríos Nanay, Momón, Bajo Amazonas e Itaya.
Los ejemplares pueden crecer hasta el tamaño de la palma de la mano.
De huevos a taricayas
Las playas artificiales funcionan con arena de río, para crear condiciones similares a las de las playas naturales.
Los huevos permanecen enterrados por 72 días antes de eclosionar. Después, progresivamente, son llevados a estanques de agua en los que se reproduce su hábitat.
Luego, cuando el ejemplar está en capacidad de sobrevivir por sí mismo, es liberado.
Los huevos de las taricayas provienen de la Reserva Nacional Pacaya Samiria, bajo planes de manejo, para ser incubados en playas seminaturales de la provincia de Maynas.