El Ubinas es el volcán más activo del Perú y el que ha registrado el mayor número de erupciones en los últimos 500 años y la actual es la cuarta desde el 2006, sostuvo el geólogo vulcanólogo del Observatorio Vulcanológico del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet) Jersy Mariño.
La intensificación de la actividad volcánica “es normal”. “El Ubinas es el volcán más activo del Perú, en los últimos 500 años ha registrado 27 erupciones. [La actual] es la cuarta erupción en los últimos 17 años: 2006-2009, 2013-2017, 2019, 2023”, señaló a la Agencia Andina.
Mariño explicó que existe magma debajo del volcán, la cual está ascendiendo y cuando llega a unos pocos kilómetros debajo del cráter se producen las erupciones. “Es un proceso geológico muy normal en la evolución del volcán Ubinas”, indicó.
Hace unos días, el macizo empezó un nuevo proceso eruptivo que se intensificó en la víspera con la ocurrencia de las primeras dos explosiones que hoy han continuado.
Explosiones y emisiones en el macizo
Tras las erupciones se han registrado explosiones y la formación de columnas eruptivas de cenizas y gases que han alcanzado hasta 5.5 kilómetros sobre el cráter, y se desplazaron con la dirección del viento hacia el sur y sureste del volcán.
Los poblados afectados son: Querapi, Ubinas, Sacohaya, Anascapa, San Miguel, Tonohaya, Huatahua, Huarina, Escacha y Matalaque, en el valle de Ubinas.
Respecto a la nueva explosión registrada hoy, el Ingemmet informó que generó emisiones de cenizas que alcanzaron una altura máxima de 1 km sobre la cima del cráter.
Se observó una dispersión de las cenizas y gases del volcán Ubinas hacia los sectores norte y noreste, específicamente en dirección de los distritos de San Juan de Tarucani, Lloque, Yunga y centros poblados.
La actividad volcánica se mantiene en niveles moderados
Mariño manifestó que la actividad volcánica se mantiene en niveles moderados y se esperar unas semanas más para poder hacer comparaciones con procesos eruptivos anteriores. En el 2019 se reportó la erupción mayor, que afectó gran parte de Moquegua, Puno, Tacna e incluso llegó a La Paz, Bolivia.
No obstante, dijo que “en base al análisis de los parámetros del monitoreo y de la composición de la ceniza pensamos que será una erupción muy similar a las registradas en los últimos 17 años: explosiones esporádicas, formación de columnas eruptivas, peligros asociados a las caídas de ceniza, emplazamiento de proyectiles balísticos (fragmentos de lava más densa que pueden caer a 2 o 3 km del cráter)”.
¿En qué consiste el monitoreo?
Detalló que el monitoreo a cargo en especialistas del Ingemmet en campo incluye la medición de las emisiones del gas volcánico SO2, que fue un parámetro importante para recomendar el incremento de alerta de amarillo a naranja.
“Teníamos emisiones de 700 a 800 toneladas por día y se incrementó a 2,000 hasta 4,000 toneladas por día, lo cual es un indicativo de que hay un ascenso de magma”, indicó a la Agencia Andina.
Además, se monitorea la deformación del edificio volcánico con GPS instalados en varios flancos, se hace vigilancia con cámaras de video las 24 horas y equipos sísmicos.
Mariño manifestó para un eventual incremento de nivel de la alerta a roja deberían registrarse explosiones más energéticas (erupción más explosiva), columnas eruptivas superiores a 8 km sobre el cráter, emisiones de cenizas de mayor volumen.