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Matrimonio con adolescentes: qué dicen los expertos

Es una preocupante realidad en el país que en los últimos días ha despertado gran debate entre diversos expertos.

El matrimonio con menores de edad, que en algunos casos incluyen a niñas de 14 años, es una preocupante realidad en el país que en los últimos días ha despertado gran debate entre diversos expertos, incluso en el campo de la salud mental. ¿Qué dicen los especialistas sobre el tema?

Recientemente, el parlamentario José Balcázar, del partido Perú Bicentenario, afirmó que “las relaciones sexuales tempranas ayudan al futuro psicológico de la mujer”, declaraciones que fueron rechazadas de forma categórica por la ministra de la Mujer, Nancy Tolentino, y el Colegio de Psicólogos.

Para Horacio Vargas Murga, psiquiatra especialista en niños y adolescentes del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), el cerebro de los adolescentes es un cerebro inmaduro que no está en condiciones de tomar decisiones como la de un matrimonio.

“Los adolescentes aún se encuentran en proceso de desarrollo y asumir un matrimonio a temprana edad puede empujarlos a saltarse etapas necesarias para alcanzar la madurez requerida”, comentó en entrevista con el programa Saludable Mente de Andina canal on line.

Advirtió que, a mayor diferencia de edad, mayores serán los riesgos para los adolescentes, especialmente las mujeres.

“Habrá un mayor ejercicio de poder por parte del adulto. La adolescente tendrá menor autonomía y esto le generará impotencia, frustración. Algunas podrían desarrollar estrés emocional al asumir responsabilidades de forma abrupta y para las cuales no está preparada”.

Estará más expuesta a todo tipo de violencia, física, sexual y psicológica.

Abandono y maltrato

El experto comenta que en la práctica clínica ha tenido a mujeres que, siendo adolescentes, fueron obligadas a contraer matrimonio siendo menores de edad o convivir con hombres mayores y ahora adultas presentaban trastornos depresivos o de ansiedad.

“Hay parejas donde han primado situaciones culturales o familiares en las que se aceptaba el matrimonio con adolescentes” y que, si bien los casos pueden ser más frecuentes en provincia, ocurre en todo el país y en todos los estratos sociales.

Casarse requiere madurez mental, refiere, así como madurez física por la alta probabilidad de tener bebés, y los adolescentes no tienen las competencias parentales para criarlos y por esas limitaciones podrían rechazar a sus niños o maltratarlos.

“Además, hay que tener en cuenta que para mantener relaciones sexuales hay que estar preparado física y emocionalmente, de lo contrario el inicio sexual podría ser traumático”.

¿Qué pierden las adolescentes?

Una unión temprana limita la escolaridad y estudios posteriores, advierte el psiquiatra. Puede además generar mucha frustración.

“Al inicio verán que no tienen la libertad que tienen otras adolescentes de su edad, no pueden salir a fiestas, a reuniones, algunas dejarán de pensar en los estudios”.

Otras adolescentes podrían continuar con los deseos que tenían, a costo de abandonar a sus hijos, despreocuparse de su cuidado, a modo de huida.

¿Cómo prevenir?

El experto del INSM pidió a los padres de familia y a la comunidad en general romper con las creencias alrededor de que el matrimonio adolescente puede ser una buena opción.

Indicó que no son pocas las personas que piensan como el congresista José Balcázar, que consideran que las mujeres deben ser formadas, desde muy pequeñas, para satisfacer al hombre, para adecuarse a sus necesidades de atención en todos los planos, incluyendo el sexual.

Otro mito alrededor de estas uniones es pensar que los padres deben asegurar el futuro de las hijas con hombres mayores, porque serán matrimonios exitosos, y una carga menos para la familia.

“En la adolescencia es habitual que surja atracción o deseo por el otro, eso no está mal, pero de allí a convivir o tener un matrimonio no es lo adecuado. Es importante que los padres, docentes y adultos persuadan a los adolescentes para esperar y casarse más adelante”.

Recomienda, además, tomar las precauciones necesarias para evitar los embarazos adolescentes, así como las enfermedades de transmisión sexual.

“La convivencia demanda muchas responsabilidades. Quienes van a convivir requieren un respaldo económico, salvo que los padres lo vayan a asumir. De lo contrario, las falencias financieras y emocionales van a pasar factura. No hay que apresurarse, debemos ser cautos y prevenir situaciones que pueden generar problemas en el futuro. Si a pesar de eso, la convivencia se da de manera forzada es mejor buscar después la separación de mutuo disenso”.

El experto sostuvo que los tiempos han cambiado y ahora hasta los adultos jóvenes no están buscando convivir o casarse, esperan primero terminar una profesión y alcanzar la madurez no solo cronológica, también emocional, para recién iniciar una vida de pareja.

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